sábado, 6 de septiembre de 2008

El toro

Hace unos seis años decidí hacer unas etapas de la Ruta de La Plata.
Buscaba algo así como el Camino de Santiago pero con menos aire de discoteca masificada.
Las experiencias buenas y malas fueron de las que se gravan fuertemente, seguramente porque todo llega a los sentidos y al espíritu limpio del ruido ambiente, no solo sonoro, en el que vivimos.
En una de estas etapas recuerdo que había entrado en una dehesa hacía más de una hora y desde entonces solo me acompañaban los pájaros, los olores de las hierbas, el ruido de mis pasos y mis pensamientos.
Subía, cuando empieza lo que viene al cuento, una cuesta entre encinas y no podía ver lo que había en el llano donde ésta acababa.
Cuando mis ojos superaron el final de la rampa, el corazón se me encogió con la visión de un toro bravo a escasos quince metros de mí, rumiando acostado en mitad de la senda marcada y con un harén de vacas detrás suyo.
Su ojo izquierdo me miraba sin mucho énfasis pero sin olvidarme.
Mientras, los pensamientos se agolpaban debajo del pañolón con que me evadía de la insolación:
-¿Quien me mandaría venir a una ruta en la que llevo dos horas sin ver un alma?-;
-¿He perdido la senda?, ¿Donde?-;
-¿Si se levanta, me dará tiempo a tirar la mochila y subir a un árbol?-;
-¿Por que pasa de mi?-;
-¡Joder! es el doble de grande que los de las plazas de toros-;
-No se mueve luego esta distancia debe ser segura.-
Así que describí un semicírculo tomando el ojo izquierdo del toro como centro y los quince metros que me separaban de él como radio hasta que volví a pisar la senda.
La cancilla de salida de aquella dehesa estaba a cuatro pasos y creo que nunca he abierto y cerrado ninguna tan deprisa y con tanto primor.
A día de hoy, cada vez que oigo hablar de Trichet, siento que es un "déjà vue" pero en otra dimensión: la de mi marcha por la Ruta de la Plata.
Este señor es el toro, así que en vez de enfadarme con él (que no sirve de nada)me replantearé las mismas o parecidas preguntas y a ver si salgo tan bién parado.
Aunque a lo mejor esta vez tengo que aliviar la mochila.

No hay comentarios: