jueves, 13 de noviembre de 2008

La Gripe


Éste sí que ha sido, amigos mios, un “lapsus calami”; aunque no en el sentido de la frase. Pues no ha sido por error calamitoso de aquello por mí escrito, ya que de esto nada hubo, sino de un lapso en el uso del cálamo, debido a unas ridículas fiebres que ocuparon mi cuerpo en estos pasados días.
Y hay que ver como el ánimo enfebrecido vaga por espacios irreales llenos de pesadillas cual puzzles incompletos. Perfectos para que se sientan ocupados aquellos que catan mentes; algunos diplomados mentecatos.
Así, y porque en los tiempos que corren parece no haber más ciencia que la economía, y por tanto lo que no tiene su sabor huele a ella, vi en mi situación febril el fiel reflejo de la mundial situación.
Hete aquí el microcosmos de mi gripe visto por mi congestión nasal y de neuronas como un plano a pequeña escala del macrocosmo de la crisis financiera.
Tal vez no llegué a mi pequeña e insustancial catarsis como resultado de abusos inconfesables, pero seguro que hubo un camino trabajado a base de pequeños e insustanciales descuidos.
Sin embargo no es de cómo llegué, sino de como salí de mi mal, que veo la receta para salir del mal global que reunirá en Washington a tanto mandatario.
Lo primero que hice, viendo que cosa que consumía me sentaba fatal, fue ayunar tanto como fuera posible para poder seguir con las actividades que consideré imprescindibles.
Parece que esto lo decide el propio cuerpo (en lo macrocósmico el cuerpo social) más que el órgano pensante o dirigente.
Después me puse, más tiempo del que en estado normal es necesario, inactivo y al abrigo; guardando cama cuando ella me guardaba. Lo hice porque encontrábame mayormente cansado, también porque mi estado mental era confuso y cualquier actividad excesiva derivaba al yerro y a lo inútil.
Y así pienso que debe llevarse la otra crisis: guardando aquello que más sencillamente te da cobijo y en ello cobijándose. Volviéndose por momentos hipoactivo en tanto la mente no se aclare.
Y de los remedios: hay uno que en el caso de la gripe es remedio por remedo de la misma y que han dado en llamar vacuna, que es como decir cosa de vacas. No tome este preventivo por pensar que era por tanto para bueyes. Cosa que nadie se siente cuando es sano.
Y si no fuimos avisados, o como dice la R.A.E: prudentes, discretos y sagaces a su debido tiempo previniendo, no queramos ahora buscar mágicos brevajes que en estas fiebres que tan cíclicamente nos visitan el único remedio es el descanso.
Y menos aún hagamos caso de profetas que a cojón visto anuncian macho.

No hay comentarios: