jueves, 30 de octubre de 2008

Washington

Para la próxima cumbre de Washington, y ya que todo el mundo tiene su opinión, me creo en el deber de exponer la mía. (Que de modesta no tiene nada).
El sistema económico mundial actual es un fiel reflejo del mundo en el que se desenvuelve. Un mundo de caminos cortos, de atajos. Un mundo en el que se curran pocas cosas y en el que se espera el pret-a porter en los asuntos más fútiles y en los de más enjundia.
El amor, la comida, la música y todo lo demás se espera conseguir sin transpiración y esta misma falta de disposición le niega a todo la pasión y el duende.
Para la melancolía, la alegría, la euforia, etc.… Se acude a la farmacología.
¡En fin! un panorama en que no es difícil adivinar que cualquier ente creado en él se nos convertirá tarde o temprano en un drogadicto.
Y así es el sistema económico actual: un drogadicto que pasa de los que se esfuerzan y luchan, un ente que roba a estos mismos cuando se encuentra sin fondos con que alimentar su vicio autodestructivo.
Ahora que le hemos visto en su momento más desagradable, con las tiritonas del mono entrándole hasta los huesos era el momento de meterlo en una granja a trabajar y procurar su curación.
Pero los políticos se han decidido por la metadona, con lo que, en vez de una economía sana, tendremos una igual de enferma pero controlada.
Nuestro presidente quiere estar en la cumbre y esto me ha dado para una reflexión.
A mi Zapatero me resulta simpático, más que nada porque tiene detallitos en los que vislumbro ese leones cazurro que todos los allí nacidos llevamos guardando nuestro Sancta Santorum.
Ese cazurro sabe que nuestros enemigos siempre son de fiar, pero nuestros amigos serán o no. Por lo tanto nunca debes dejarles que opinen por ti.
Solo espero que no le aflore demasiado este espíritu del terruño y como leones de buena cepa calle, se quede horas mirando inquisitivo, para acabar diciendo: ¡No tenéis ni puta idea!
Aunque tampoco vendría mal.

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