martes, 26 de agosto de 2008

¿Predestinación?

En la manera de pensar hindú: la predestinación, lo inexorable es tan determinante que podría parecer que nadie es dueño de su destino y por lo tanto absolutamente nadie posee iniciativa. Sin embargo hay emprendedores, tal vez en menor porcentaje que en otras creencias, pero los hay.

Por lo tanto parece que una presión cultural apabullante siempre deja alguna salida al diferente.

Cuando pensamos en como somos en nuestro entorno con respecto a llevar las riendas de nuestro destino, los españoles, nos creemos que dirigimos bastante nuestras vidas.

La realidad que observo día a día me hace pensar que o bien nos engañamos para sentirnos superiores a no sé quien o a alguien le conviene que nos engañemos.

La mayoría elige su destino laboral y por tanto la base no solo de su economía sino también de sus posibilidades de interacción familiar y de su tiempo ajeno al trabajo como aquel al que le dan a elegir el color de la corbata.

Es libre y tiene sensación plena de ello porque no ha probado la fruta del árbol del cuestionamiento.

¿Porque solo elijo el color y no el dibujo?, ¿Porque corbata?, ¿Porque tengo que ir vestido?, ¿Porque tengo que ir?

Hace un año le exponía a un joven que buscaba trabajo para el verano una experiencia liberadora de la predestinación: Ya que tenía que buscar faena, le animé a que pensara que éste era su trabajo, dedicándole ocho horas diarias.

Cada día en esas horas debía visitar con el mayor aprovechamiento posible todas las empresas que le fueran posibles, preguntando a encargados, dueños, jefes de personal o recursos humanos sobre el perfil o perfiles más semejantes al suyo de los empleados que ahora o en un futuro contratarían.

Esto lo debía hacer durante unas semanas en las que además clasificaría de alguna manera los datos adquiridos.

Calculé que en tres semanas podía haber visitado cien empresas; de estas podía encajar en, ¿pongámosle cinco? Las visitaría para pedir trabajo quince días después de la primera entrevista haciendo una petición formal de faena, pero sin agobios porque su verdadero cometido para el verano no era encontrar sino buscar.

Entre tanto seguiría con la encuesta durante todo el verano y tendría, con suerte, la posibilidad de rechazar alguna oferta (otra experiencia) y acabar de completar, así, distintos supuestos en la búsqueda de un empleo.

A la única otra persona que se lo propuse y que siguió, aún sin mucha convicción, esta experiencia, le ha servido para tener una idea clara de sus posibilidades. Asimismo generó una enorme confianza en sus búsquedas de trabajo, con una visión muy ajustada de sus posibilidades sin esas idas y vueltas del cuento de la lechera a la depresión que tanto observo en aquellos que hojas al viento del curro son.

Por otro lado evaginando la máxima de: “No juzgues y no serás juzgado” Si, cuando vas a una entrevista laboral te van a examinar exhaustivamente, lo más justo y decente es hacer lo propio y pedir todas las referencias sobre quien te va a contratar. Y debido a que normalmente, a partir de que comience la relación, tu posición será de desventaja deberías ser más cauto que la parte contratante.

Esto da para un manual, pero mi intención es solo la de poner mi granito de arena en pos de la elección de cada cual en su destino, en algo tan decisivo como el lugar de trabajo, para la búsqueda de la felicidad.

Ahora alguien dirá que si hay escasez de demanda para que sirve todo esto. Y yo que creo que si no hay trabajo es cuando más validez tiene todo lo presentado haciéndolo en una edad temprana para no tenerlo que aprender a desarrollar con otras obligaciones que nos quitan margen de maniobra.

Claro que aquí somos más de la lotería que del esfuerzo (mental, por supuesto).

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