viernes, 24 de octubre de 2008

Las 65 horas semanales y los motociclos

Como introducción al tema que me trae de cabeza, y dado que el ClustrMaps dice que esto lo lee gente de fuera de España, primero haré una presentación de nuestra idiosincrasia, antes de meterme en harina.
Si te informas superficialmente sobre nuestro reino verás que está muy bien provisto a nivel legislativo.
Si te informas mejor, sabrás que tramitaciones que se demoran menos de un mes en juzgados de países, que no se pueden considerar más eficientes que el nuestro, aquí pueden tardar varios años. “O sea que si hay que ir a pleitear se va pero ir pa na, pues no”.
También, si te informas aun mejor, sabrás que aquí se puede objetar de conciencia si una ley no te gusta y eres político.
Y si tienes amigos españoles de distinto pensamiento político también habrás asistido a esas conversaciones pasadas de decibelios en que no sabes si hablan de sus políticos o de sus ventosidades. En ellas la mayor parte de la discusión versa sobre que los del otro huelen peor.
Por otro lado en España a nuestros hijos, tengamos el pensamiento religioso, político o económico que tengamos, conforme crecen lo primero que les compramos es un móvil, después, en aquellas zonas que el clima lo aconseja, una motocicleta y más tarde un coche con un equipo de música (¡perdón! ruido) muy cargado de vatios.
En otros países parte de este dinero lo dedican los padres a educación y por eso tienen sus vástagos esas motocicletas y equipos en los coches de pena.

Todo esto viene al caso de que, a pesar de la oposición española, en Europa se ha legislado sobre la jornada laboral máxima, ampliándola a 65 horas semanales.
Espero, ya que así lo hemos hecho para otras cosas, ver a nuestros políticos objetando de conciencia sobre esta ley.
En la Comunidad Valenciana además, no sería disparatado que en aquellas empresas en que se asimile esta jornada laboral máxima, todas las horas que pasen de las 48 actuales se obligue al personal a comunicarse en inglés.
Llevamos medio siglo acercándonos a Europa, pero sin olvidar quienes somos y éste será otro paso más.
Porque donde vivo al día siguiente de comenzar el curso escolar empiezan las fiestas de la villa. Algo que estimula sobremanera el gusto por el estudio a nuestros mozos y mozas. De ahí les vendrá por simple inercia una especial predisposición a trabajar las horas que haga falta. Sesenta y cinco a la semana les parecerán pocas.
Después y con esa actitud tan fundamentada en el empeño que tuvieron los políticos locales y no locales para que les desaparecieran horas lectivas de su etapa estudiantil, probarán el trabajo a turnos de 6:00 a 14:00, de 14:00 a 22:00 y de 22:00 a 6:00 +1.
Allí se encontrarán que los demás, siempre los otros, tienen demasiadas fiestas y como consecuencia por su calle primero pasará un coche “maquineto” que hará temblar los cimientos de occidente, después un grupo de amigos graciosos que con un megáfono intentaran romperle los tímpanos, y para picar entre horas y cuando estén a punto de coger el sueño pasarán motociclos a intervalos más o menos irregulares que le mantendrán en vela día y noche.
Esto potencia ese factor tan estudiado de posible riesgo para la salud de los trabajadores de los horarios a turnos al generar trastornos acentuados en el sueño, en la alimentación y en la vida social. Pero ya se acostumbrarán.

Hay una ley contra el ruido en España: http://www.ruidos.org/Normas/Ley_37_2003.html

Pero supongo que un porcentaje de alcaldes muy amplio de cualquier ideología habrá objetado de conciencia y en la Comunidad Valenciana algunos estarán esperando verlo en inglés. Si no, no comprendo lo que pasa en mi calle, en mi ciudad, en mi provincia, etc.…

Yo, personalmente, como trabajo cuarenta horas semanales me quedan ciento veintiocho para intentar dormir entre todos estos ruidos y la maravillosa costumbre de los fuegos artificiales a medianoche en cualquier fiesta que se precie. (En China, mira si están tontos, me dicen que la pirotecnia nocturna es casi sin ruido.
Con todo si me sale una media de más de cuarenta y dos horas semanales dormidas no me quejo.
Supongo que no rindo como si estuviera bien descansado. Pero no es difícil superar la ridícula ratio de productividad per cápita de este país.

Acabando, me estoy empezando a dar cuenta que los políticos de aquí hay algo que tienen claro: Si ellos no van a hacer el mínimo esfuerzo por conseguir que se pueda estudiar para tener una generación más preparada, ni para que lleguemos más descansados al trabajo y aumente nuestra productividad. Entonces para que van a votar lo de las 65 horas semanales.
Y hablando de todo un poco: este orden de cosas tendrá algo que ver con la siniestralidad laboral.

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